Y cuantos calleron en la trampa

Y cuantos calleron en la trampa

La influencia de los medios de comunicación, especialmente en el tema de la estética y la superficialidad, ha llevado a que la gente pierda la visión de lo que es la belleza y lo que es normal. Esto se debe a que los medios, como la televisión, el cine y la música, promueven cánones de belleza irreales y obsesionan a la gente con el materialismo y la apariencia física.

Esto es especialmente evidente en el caso de los famosos, quienes están obsesionados con la belleza y la cirugía estética. Un ejemplo es el de la señora Estelar Reed, quien comenzó a operarse para ser más guapa y terminó con un aspecto espantoso. Lo mismo ocurrió con Donatella Versace, quien era atractiva pero decidió someterse a cirugías estéticas y empeoró su aspecto.

Desde la segunda mitad del siglo XX, se ha bombardeado a la sociedad con imágenes y estándares de belleza que van en contra de la lógica. Las mujeres deben ser altas y delgadas, y se promueve la obsesión con el tamaño del pecho y la silicona. Esto es culpa de la televisión y de la sociedad, que han lanzado estas tendencias y han lavado el cerebro de las personas para que quieran ser algo que no son.

La influencia negativa de la televisión es evidente en la sociedad actual, donde los programas más vistos son los que promueven la superficialidad y la falta de valores. Las personas se preocupan más por perderse un capítulo de su serie favorita que por los problemas reales que enfrenta el país. La televisión ha logrado que la gente pierda la noción de la realidad y se obsesione con la apariencia física y el entretenimiento vacío.

En resumen, los medios de comunicación han influido negativamente en la sociedad, promoviendo estándares de belleza irreales y obsesionando a las personas con la apariencia física y el materialismo. La televisión ha lavado el cerebro de las personas para que quieran ser algo que no son, y ha logrado que la gente pierda la noción de la realidad y se centre en el entretenimiento vacío. Es importante ser conscientes de esta influencia y no dejarse llevar por los cánones de belleza y la obsesión por la apariencia física impuestos por los medios.

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