Encuentro masivo con ovnis: tripulación de la Fuerza Aérea se enfrenta a una nave no identificada sobre un silo nuclear
En los tranquilos cielos de Dakota del Norte, una noche se desarrolló un acontecimiento extraordinario que quedaría grabado para siempre en los anales de la historia de los ovnis. El encuentro, en el que participaron miembros de la Fuerza Aérea de Estados Unidos estacionados en la Base Aérea de Minot, giró en torno a un objeto volador no identificado (ovni) que apareció sobre una de las instalaciones militares más seguras de Estados Unidos: un silo de misiles nucleares. Este misterioso incidente no solo inquietó al equipo de mantenimiento, sino que también planteó preocupaciones sobre la seguridad nacional durante el apogeo de la Guerra Fría.
El contexto de la Guerra Fría y la base aérea de Minot
Durante la Guerra Fría, la Base Aérea Minot desempeñó un papel crucial en la estrategia de defensa de los Estados Unidos, ya que albergaba tanto bombarderos nucleares B-52 como misiles balísticos intercontinentales (ICBM). La base estaba fortificada con 150 silos de misiles Minuteman, cada uno de los cuales contenía un misil nuclear capaz de responder a un posible ataque soviético.
En una noche por lo demás tranquila, los aviadores John O’Connor y Lloyd Isley, dos técnicos de mantenimiento, fueron enviados a realizar comprobaciones de rutina en uno de estos silos, cuyo nombre en código era “7 de noviembre”. Estos jóvenes técnicos no estaban entrenados para el combate; su trabajo era garantizar que los misiles estuvieran operativos. Pero esa noche en particular, su misión pasaría rápidamente de ser rutinaria a extraordinaria.
La extraña luz en el cielo
Mientras O’Connor y Isley se dirigían hacia el silo de misiles, O’Connor vio una luz brillante inusual en el cielo. Al principio pensó que se trataba de la luz de un granjero, pero pronto se dio cuenta de que la luz se estaba moviendo y, peor aún, parecía estar siguiendo el ritmo de su vehículo. El extraño objeto flotaba justo por encima del suelo y los seguía mientras continuaban su viaje. La inquietud se apoderó de ellos y O’Connor decidió comunicarse por radio con la torre de control para preguntar si había algún avión o maniobras militares en la zona. La respuesta que recibió confirmó sus temores: no había operaciones militares ni aviones en las inmediaciones.
La luz, que se acercaba cada vez más, emitía un ruido extraño parecido al de un motor a reacción, lo que aumentaba la tensión. Ambos hombres creyeron que estaban siendo vigilados por el objeto, que se hacía cada vez más grande y brillante a medida que se acercaba. Pronto se dieron cuenta de que no se trataba de una aeronave o un dron común y corriente; era algo mucho más misterioso.
Una amenaza potencial para el silo de misiles
Con el objeto flotando cerca del sitio del misil, O’Connor e Isley sintieron una creciente sensación de peligro. O’Connor, temiendo por la seguridad del misil nuclear, informó de inmediato la situación a la base y pidió refuerzos. Isley, desarmado y ansioso, tomó un hacha de la parte trasera de su vehículo como defensa improvisada. Aunque eran personal de mantenimiento y no soldados entrenados para el combate, la gravedad de la situación los impulsó a prepararse para lo desconocido.
Mientras el misterioso objeto se desplazaba sobre el silo, ambos hombres notaron su inmenso tamaño y calcularon que era un cuarto del tamaño de un portaaviones. A pesar del abrumador tamaño de la nave, permanecía extrañamente silenciosa, salvo por el débil sonido parecido al de un motor.
Llegan los refuerzos y se plantea un problema de seguridad nacional
Mientras tanto, el equipo de seguridad estacionado en la base, incluidos los aviadores Joe Jablonsky y Gregory Adams, habían sido enviados para ayudar a O’Connor e Isley. Mientras el equipo de seguridad corría hacia el lugar, ellos también presenciaron la luz brillante en el cielo. En ese momento, el objeto era tan grande y estaba tan cerca del suelo que también apareció en el radar, lo que confirmó su presencia y elevó la situación a un asunto de seguridad nacional.
El equipo de seguridad llegó, pero a pesar de su presencia y preparativos, el OVNI seguía sobrevolando el silo de misiles. El personal militar se enfrentaba a un dilema sin precedentes: si bien habían recibido formación para proteger la base y sus armas nucleares, nunca se habían encontrado con una amenaza como ésta. No podían disparar sin una provocación clara, especialmente sobre terrenos militares sensibles.
Encuentro con un bombardero B-52
Al mismo tiempo, un bombardero B-52 que regresaba de una misión de entrenamiento se preparaba para aterrizar en la base aérea de Minot. Se pidió a la tripulación del bombardero que observara y confirmara el avistamiento. La tripulación no solo confirmó la presencia del extraño objeto, sino que también fue testigo de un segundo OVNI a mayor altitud, aproximadamente a 12.000 pies en el aire. Esto indicó que ahora había dos objetos no identificados en las inmediaciones.
Momentos después de esta confirmación, el OVNI que se encontraba sobre el silo se elevó repentinamente hacia el cielo y desapareció de la vista. La tripulación del B-52 también informó que su objeto había desaparecido al mismo tiempo.
Secuelas e investigación militar
Las consecuencias del avistamiento provocaron una preocupación inmediata en los niveles más altos del ejército estadounidense. La situación tenía implicaciones no sólo para la seguridad nacional, sino también para la protección de los activos nucleares. Dado que múltiples testigos creíbles, incluidos personal de la Fuerza Aérea y operadores de radar, habían confirmado la presencia del objeto, el incidente justificaba una investigación seria.
La Fuerza Aérea de Estados Unidos inició una investigación a través de su división de investigación de ovnis, el Proyecto Libro Azul. El capitán Bradford Run, el piloto del B-52 que presenció uno de los objetos, proporcionó un bosquejo detallado de lo que vio, lo que agregó más legitimidad al relato. Sin embargo, la explicación oficial que surgió de la investigación no fue satisfactoria para muchos. Los avistamientos se atribuyeron a un fenómeno atmosférico poco común conocido como bolas de plasma, donde el gas ionizado en la atmósfera puede crear objetos brillantes y en movimiento.
Misterios persistentes en los sitios nucleares
Este incidente en la base aérea de Minot no fue un incidente aislado. Avistamientos de ovnis Se han registrado avistamientos de ovnis en otras instalaciones nucleares de Estados Unidos, incluidas las bases aéreas de Malmstrom, Loring y Warren. En muchos casos, el personal militar fue testigo de objetos no identificados flotando cerca de emplazamientos de misiles nucleares. La naturaleza recurrente de estos avistamientos ha llevado a algunos a especular sobre la posibilidad de que los ovnis tengan un interés particular en las armas nucleares, aunque nunca se han presentado pruebas concluyentes.
El encuentro con un ovni en la base aérea de Minot sigue siendo uno de los casos más convincentes de objetos no identificados que interactuaron con personal militar, especialmente cerca de instalaciones nucleares sensibles. Con múltiples testigos creíbles y confirmación por radar, el evento continúa intrigando a los investigadores de ovnis y a los escépticos por igual. Si bien la explicación oficial puede apuntar a fenómenos atmosféricos naturales, muchos de los involucrados creen que se encontraron con algo mucho más misterioso esa noche, algo que sigue sin explicación hasta el día de hoy.
Fuentes: www.latest-ufo-sightings.net