Sangre en Land Between the Lakes
Basado en una historia real
La familia llegó a Land Between the Lakes, deseosa de pasar un fin de semana de diversión tranquila al aire libre. Después de un largo día de senderismo y pesca, se instalaron en su caravana; el bosque circundante estaba envuelto en un silencio espeso y casi antinatural. Esa noche, el padre salió a buscar leña y desapareció entre los árboles. Cuando no regresó, su esposa se preocupó.
Esperó, llamándolo por su nombre, pero la única respuesta fue el aullido creciente de un animal, un sonido gutural y escalofriante que le puso los pelos de punta. En contra de su mejor juicio, se aventuró en la oscuridad con una linterna, escudriñando las sombras. El haz de luz captó algo que había delante: una forma retorcida desplomada contra un árbol.
Era su marido, o lo que quedaba de él. Unos cortes profundos le abrían el torso; los intestinos se derramaban sobre su cinturón como cuerdas enredadas. Su rostro estaba congelado en un grito con los ojos muy abiertos; la sangre corría en riachuelos por la corteza detrás de él.
Su respiración se entrecortó cuando un gruñido bajo surgió justo detrás del cadáver. Giró la linterna hacia arriba, iluminando a una criatura diferente a todo lo que había imaginado. Medía más de dos metros de alto, su pelaje estaba enmarañado con rayas oscuras y su hocico estaba manchado de rojo.
Sus ojos, reflectantes y amarillos, se clavaron en los de ella, llenos de un hambre primaria. La criatura cayó a cuatro patas y saltó hacia ella a una velocidad imposible. Se dio la vuelta para correr, pero la criatura se abalanzó y la tiró al suelo. La linterna giró y el haz de luz captó un fugaz atisbo de garras largas, curvas y brillantes.
Le cortó la espalda, desgarrando tela, piel y músculos. La fuerza del golpe le hundió la cara en el suelo, amortiguando sus gritos mientras la criatura la arrastraba hacia los árboles.
El niño de la familia, que se quedó solo en la caravana, había oído los gritos apagados y los terribles gruñidos. La puerta de la caravana estaba cerrada con llave, pero un impacto repentino y atronador hizo temblar el vehículo. El niño se escondió debajo de una mesa pequeña cuando la puerta cedió. La bestia se abrió paso a la fuerza, llenando el espacio con su enorme cuerpo.
Arañó los estrechos confines, rastrillando la ropa de cama y astillando los muebles mientras buscaba. Encontró al niño acurrucado debajo de la mesa, con el aliento caliente y rancio de la criatura bañándolos. Un solo golpe de sus garras redujo la mesa a pedazos. El niño gritó, un sonido que se extendió por la noche antes de detenerse abruptamente.
Por la mañana, otros campistas encontraron el lugar. El cuerpo del padre permanecía desplomado contra el árbol, con el pecho abierto. El cuerpo de la madre estaba esparcido en pedazos sobre una amplia zona, con las extremidades cercenadas, la carne arrancada de los huesos, dejando un rastro empapado de sangre que pintaba el suelo del bosque.
Dentro de la caravana, las paredes y el techo presentaban profundas hendiduras y el hedor a sangre era abrumador. Los restos del niño nunca fueron recuperados por completo; solo se encontraron fragmentos de ropa y pequeños rastros de carne. Toda la zona estaba marcada con troncos de árboles con garras, ramas astilladas y signos de un ataque violento y frenético.
A pesar del macabro descubrimiento, nunca se dio a conocer ninguna explicación oficial. Los guardabosques que llegaron para asegurar la zona se negaron a hablar de lo que habían visto, y las autoridades locales rápidamente declararon que las muertes habían sido un ataque animal. Sin embargo, la ferocidad de la mutilación y el puro terror impreso en la escena manchada de sangre llevaron a muchos a creer que algo mucho más siniestro había sucedido en Land Between the Lakes.
No era la típica acción de un depredador: ningún oso o gato montés podría dejar una carnicería tan deliberada. La historia se desvaneció en rumores, pero quienes se toparon con lo sucedido nunca olvidaron la abrumadora sensación de brutalidad malévola. El bosque nunca volvió a sentirse seguro.
Relato original:
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