La KGB podía INVOCAR OVNIS mediante UN ATERRADOR Experimento

Experimento soviético para atrapar OVNIs: avistamientos bajo tensión militar

Durante décadas, los fenómenos ovni han sido atribuidos por Estados Unidos y Rusia a tecnología secreta del rival, según la transcripción analizada, oscureciendo la posible verdad científica detrás del asunto. En la antigua Unión Soviética surgió una iniciativa singular: un proyecto secreto para investigar estos enigmas.

En los años 80, la KGB desarrolló un ambicioso experimento bajo el testimonio de Vasili Yeremenko, entonces alto oficial de inteligencia y aeronáutica. Su objetivo era atraer ovnis usando maniobras militares. En la región de Astracán concentraron aviones de combate con tecnología avanzada durante ejercicios, observando que "en el 100% de los casos aparecían" OVNIs, consistentemente descritos como esferas luminosas.

Los militares probaron una rudimentaria interacción: al mover brazos a izquierda o derecha, los objetos repetían instantáneamente los movimientos. Esto ocurría sistemáticamente en zonas de alta tensión militar o nuclear.

La investigación derivó en tres hipótesis oficiales:

1. Una forma de vida inteligente terrestre desconocida, coexistente pero oculta ("criptoterrrestres"), coincidiendo con estudios científicos recientes.
2. Tecnología ultrasofistikada de Estados Unidos o Japón.
3. Un origen extraterrestre.

Yeremenko confirmó que, aunque el tema es ridiculizado públicamente, científicos y militares de alto rango, incluidos pilotos y cosmonautas, reconocen su realidad en privado por seguridad nacional. Esto se reforzó tras el caso de Petrozaodsk (70s), donde un objeto luminoso observado ocho horas provocó alerta internacional. Anatoli Alexandrov, ingeniero nuclear soviético, alertó oficialmente sobre la recurrencia de avistamientos en centrales y arsenales atómicos.

El patrón revela que los OVNIs aparecen cerca de actividad militar crítica, sugiriendo una vigilancia sobre tecnologías con potencial planetario destructivo, incluso en conflictos actuales. Esto refleja hallazgos similares reportados en bases nucleares estadounidenses, subrayando que el fenómeno trasciende fronteras políticas y persiste como un misterio científico y de seguridad global.