Incidente Nimitz: Nuevos Datos Revelados sobre el Avistamiento OVNI que Cambió Todo
El 14 de noviembre de 2004 marcó un punto de inflexión en la ufología con el incidente del USS Nimitz de la Marina de los Estados Unidos frente a San Diego. Pilotos navalesse encontraron con un objeto increíble: una nave de aproximadamente 12 metros, con forma de pastilla "Tic Tac", sin ventanas, alas o sistemas de propulsión visible. Desafió las leyes de la física al realizar maniobras imposibles para tecnología conocida, superando fuerzas G de más de 500, letales para cualquier ser vivo o sistema electrónico convencional.
El piloto David Fravor, testigo clave, aportó información crucial bajo juramento ante el Congreso de EE.UU. junto a otros como David Grusch y Ryan Graves. Reveló que, durante el encuentro, observó cómo el agua bajo su avión se agitaba violentamente en una zona específica, sugiriendo la presencia de un objeto submarino masivo interactuando con los OVNIs aéreos.
Un dato inédito emergió: El objeto "Tic Tac" que perseguía Fravor se dirigió a miles de millas por hora hacia un "punto secreto clasificado" en el océano, conocido solo por personal militar autorizado, donde desapareció del radar sin dejar rastro.
Otro piloto, Chad Underwood, responsable de grabar uno de los vídeos desclasificados por el Pentágono en 2017, también persiguió al objeto. El radar del USS Princeton, un barco cercano, captó su desaparición instantánea tras una maniobra evasiva imposible. Estos datos de radar, aún clasificados, se consideran pruebas fundamentales.
Kevin Day, especialista jefe de operaciones del USS Princeton, declaró haber detectado estos Objetos Voladores No Identificados (OVNIs) días antes del incidente principal. Monitoreó objetos que seguían a los barcos a baja velocidad, como si los examinaran, para luego ascender o descender distancias extremas (como 88,000 pies) en segundos. El día del encuentro con Fravor y Underwood, el sonar del Princeton detectó objetos submarinos anómalos. Senior Chief Gary Voorhis, del departamento de armas, confirmó luces intensas y enormes bajo el agua, correlacionadas con las detecciones sonar. Los datos recogidos permitieron reconstrucciones tridimensionales precisas, pero esta información fue enviada como confidencial a la base militar de San Diego.
Este caso histórico, admitido oficialmente por el Pentágono y llevado al Congreso, es reconocido como el inicio de una nueva era en el reconocimiento oficial de Fenómenos Aéreos No Identificados (UAP), con implicaciones aéreas y submarinas aún por esclarecer.
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