El hombre cabra: un encuentro en el condado de Prince George
En el tranquilo pueblo de Bowie, Maryland, en el otoño de 1978, un grupo de amigos de la escuela secundaria decidió poner a prueba su valía contra una de las leyendas más infames de la zona: el Hombre Cabra. El grupo, formado por cuatro adolescentes llamados Mark, Lisa, Brian y Sarah, había oído historias sobre el Hombre Cabra desde que eran niños. Se rumoreaba que la criatura era un monstruo mitad hombre, mitad cabra que aterrorizaba las carreteras secundarias cerca de Fletchertown Road, donde planearon su aventura. Su objetivo era simple: explorar la zona en la noche de Halloween, conocida por ser una de las horas pico de avistamientos del Hombre Cabra debido a la luna llena.
Armados únicamente con linternas y con un gran espíritu aventurero, se aventuraron a llegar a Fletchertown Road. La noche estaba inusualmente tranquila y la luna proyectaba sombras inquietantes sobre la carretera. Mientras caminaban, compartieron historias y risas, medio en broma, medio con anticipación nerviosa. Pero sus risas pronto se convirtieron en silencio cuando oyeron un peculiar chirrido, que recordaba al de una cabra, pero con una inquietante cualidad humana. El sonido parecía provenir de los bosques que bordeaban la carretera y el aire se llenó de repente de un olor penetrante y almizclado.
El grupo se detuvo y sus linternas recorrieron la oscuridad, tratando de localizar la fuente del ruido. Fue entonces cuando lo vieron: una silueta demasiado alta para ser humana, con lo que parecían ser cuernos que sobresalían de su cabeza. Lisa, que siempre había sido escéptica, fue la primera en gritar cuando la figura salió a la luz de la luna, revelando una criatura con el cuerpo de un hombre, pero las piernas y la cara de una cabra. Cundió el pánico; se dieron la vuelta para correr, pero Brian tropezó con una raíz y su linterna salió volando de su mano. El Hombre Cabra soltó otro chillido aterrador y se movió rápidamente hacia Brian.
Mark, el más valiente del grupo, se dio la vuelta y ayudó a Brian a ponerse de pie. Juntos, corrieron hacia donde Lisa y Sarah ya habían empezado a correr. La criatura pareció perseguirlos durante un rato, sus pesados pasos resonaban en la noche. Pero cuando llegaron a la carretera principal, los sonidos cesaron de repente. Jadeantes y aterrorizados, se acurrucaron bajo una farola, debatiendo si pedir ayuda o simplemente irse a casa. Decidieron guardar silencio, temiendo el ridículo o la incredulidad, pero la experiencia los unió de por vida.
Años después, cuando todos tenían treinta y tantos años, se reunieron y finalmente hablaron de esa noche. Aunque ninguno de ellos podía afirmar haber visto al Hombre Cabra con claridad, todos recordaban el miedo, el olor y los sonidos. Se habían convertido en sobrevivientes de una leyenda urbana, y su historia añadía una capa más al mito del Hombre Cabra. Hasta el día de hoy, se reúnen de vez en cuando y cuentan su historia con una mezcla de humor y asombro, sabiendo que su encuentro con lo desconocido había dejado una marca indeleble en sus vidas.
Relato original:
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