Seres escorpión en la antigua Mesopotamia: mitos y conexiones ocultas
La mitología mesopotámica describe a los akrabu melu o girtab bilu, seres híbridos de cuerpo humano y escorpión. Estas criaturas aparecen en tablillas sumerias y acadias con tres posibles orígenes:
- Descendientes divinos: Según algunas versiones, el dios guerrero Ninurta engendró esta raza al unirse a una diosa relacionada con escorpiones.
- Creación de Enki: El dios de la sabiduría los habría diseñado para custodiar las puertas del inframundo.
- Guardianes de Samash: El dios solar los habría requerido como protectores.
En el Enuma Elis (épica acadia de la creación), los akrabu melu son creados por Tiamat para combatir a los anunnaki. Posteriormente, en la Epopeya de Gilgamesh, custodian las puertas del dios Sol: acceso al Kurnugia (mundo de tinieblas gobernado por Ereshkigal). Investigaciones destacan que existían tanto hombres como mujeres escorpión, y un estudio de la Universidad de Arte de Tabriz (Irán) señala un posible "culto del pueblo escorpión" originado en Jiroft (Irán), vinculado a este mito.
Las descripciones incluyen elementos desconcertantes: cabezas "que tocaban el cielo" y miradas mortíferas, señalando una posible mezcla entre simbolismo astronómico, tecnología inexplicable o representaciones metafóricas.
Conexiones trans-culturales
- Egipto: La diosa Isis aparece en ocasiones asociada a siete deidades escorpión custodiando puertas, paralelismo con los guardianes sumerios del sol.
- Cultura mexica: Los tzitzimime (dioses demoniacos) adoptaban forma de escorpión femenino y combatían al sol, asociándose a eclipses.
Este culto escorpión se perfila como una tradición ancestral perdida, desligada de relatos más conocidos como la serpiente primordial o la diosa madre, revelando nuevas capas del imaginario mesopotámico.
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